Tener un propósito de vida beneficia a tu cerebro
- Yolanda Kuri
- 4 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Hoy en día tenemos claro qué son las cosas que nos pueden ayudar a tener una buena salud mental, como una buena alimentación, un buen descanso, ciclos de trabajo y recreación balanceados, pero casi siempre dejamos afuera uno muy importante en nuestras vidas, un propósito de vida.
Un propósito de vida lo que le da un sentido a nuestras vidas, dirección y para que estamos aquí, un propósito puede ser una disciplina, algo del campo espiritual, o algo que nos guste hacer día con día y generar de ello, un propósito.
Además de dirección (hacia dónde dirigirnos) nos permite trazar el curso (cómo podremos ejercerlo) y la razón de por qué hacemos lo que hacemos.
Dado esto, tener un propósito de vida ayuda al cerebro a evitar el estrés y todas las consecuencias físicas y psicológicas del mismo. Nos da tranquilidad de saber hacia dónde y por qué vamos donde vamos y nuestro cerebro entonces, será más receptivo a las recompensas, a los pequeños logros, liberando dopamina. También disfrutaremos desde un mejor ángulo aquellas cosas que realizamos, pues tienen un porqué y también esté involucra hacer algo bueno para otras personas, lo que nos ayudará a generar serotonina y oxitocina, sin duda, las condiciones idóneas para que nuestro cerebro viva una vida plena y feliz.
Enlistando algunos beneficios, además de los obvios…
· Mejor concentración
· Empatía
· Mejores relaciones interpersonales
· Autoestima y autoconfianza
· Salud cardiaca
· Mejor sistema inmune
· Menos riesgo de Parkinson, Alzheimer y otras enfermedades degenerativas
· Mejor digestión
· Mejor memoria
Ahora ¿cómo puedo encontrar mi propósito?
Encontrar un propósito de vida se basa en los motivos que tienes en tu vida, que quieres alcanzar, y lo más importante que te hace feliz. Un propósito no es solamente la meta inmediata, si no el transcurso el mismo y disfrutarlo. Claro no porque tu propósito de vida sea difícil lo vas a dejar, o vas a postergar la felicidad hasta que lo culmines, a lo que me refiero es que al final del día, si trabajaste en este propósito, hacia esa dirección, te sentirás bien con los resultados y el camino que estas tomando. Habrá motivación constante. Una fuerza que te puede convertir en imparable y que te va a sacar de la cama día con día con la química cerebral adecuada para ser pleno y feliz.
El problema con encontrar un propósito es que la mayoría de personas lo confunden, como por ejemplo “esto es lo que quiero hacer porque mi familia quiere que lo haga” o “Voy a hacer esto para que los demás me vean de esta manera” y de allí viene un problema. Hay que tomar esta decisión por uno mismo, no por los demás, en si no deberías prestar atención en lo que otros digan, un propósito es uno que nace de ti.
Nace de tus talentos naturales, de tus intereses, habilidades y pasiones y también de una historia de vida que quieres continuar hacia un punto que te satisface a ti, que implica algún servicio o beneficio a los demás, por supuesto, pero no porque ellos lo esperen de ti. Por ejemplo, un maestro; imparte clases por su vocación de servicio, su plenitud se realiza cuando un alumno aprende algo nuevo, su dirección es hacia otras personas, los alumnos en este caso pero el maestro no decidió serlo por presión o expectativas ni de los alumnos ni de alguien más.
En este servicio o beneficio hacia los demás radica la diferencia entre “propósito de vida” u objetivos. El propósito “se sale de ti”, es más grande, beneficia a tu familia, comunidad, país o al mundo entero. Esa mejora, para la cual tu labor es importante, está en el exterior. Un objetivo, solo te contempla a ti mismo, se mide, tiene una fecha de término, un punto o indicador claro de que ha sido concluido. El propósito en cambio, este de contribuir a que las personas tengan oportunidad de aprender, nunca se termina del todo.
Esta expansión, fuera de ti, es fuente de la energía, dirección y sentido de tus actos y lo que te permitirá una realización. La dirección de tu diario devenir satisface tu mente, pero también a tu cerebro.

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